Deconstruye | Puntos de fuga
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Puntos de fuga

El pasado 22 de febrero presentamos la exposición “Puntos de Fuga”, en el Centro Cultural Paco Rabal (Madrid), que ha permanecido abierta al público del 18 al 28 de febrero. Con este encuentro inauguramos el área de [D]construye dedicada al arte y que lleva el mismo nombre que esta primera exposición. En ella han participado cinco artistas que se sitúan al margen del mercado del arte tal y como hoy se promueve, se difunde y se financia. En el evento pudimos contar con la presencia de algunos de ellos y con un (des)concierto acústico en directo.

En el arte, el punto de fuga es el lugar imaginario en el que se encuentran dos paralelas en el infinito. Si pensamos en la imagen de una vía del tren o de una carretera, parece que las paralelas se unen en el horizonte, pero no es así. Abandonamos esta imagen gráfica y nos quedamos con los elementos que contiene esta definición. Vemos así que en el punto de fuga hay un encuentro, una “y” entre miradas distintas, entre perspectivas que parecen separadas, pero en el horizonte pueden unirse. Creemos que el arte puede ser un lugar de encuentro, entre expresiones distintas, aproximaciones diferentes a la realidad, entre las que queremos tender puentes (pintura, fotografía, escultura, música, danza…). En el punto de fuga hay también un lugar imaginario, algo que no existe, pero podemos anticipar con la intuición, con la creación y la novedad. El arte es un modo privilegiado de anticipar lo imaginado, para transformar la realidad. Y finalmente, el punto de fuga logra orientar la mirada del espectador, que atiende a ese punto imaginario al que se dirigen las líneas. El arte contribuye a que pongamos nuestra atención en realidades silenciadas, porque son demasiado cotidianas, pero también porque pueden ser dolorosas o incómodas.

Con esta exposición y las que se organicen en el futuro nos proponemos sensibilizar sobre aquello que, desde los márgenes, cuestiona lo normalmente aceptado. En esta área se introducen nuevas miradas que señalan y explicitan las grietas del sistema cerrado, las fisuras de las normas convertidas en cárceles. Estos puntos de fuga pueden ser cada individuo concreto, en un todo irrespirable; la libertad, en un sistema esclavizante; la diferencia, en la dictadura de lo mismo; la mujer, en una sociedad patriarcal; el verso libre, en el mercado del arte; el dolor, en una sociedad anestesiada; el acontecimiento, en la monotonía; el misterio o el secreto, en el imperio de la ciencia y el conocimiento; el milagro o la excepción, en la regla; lo “otro de” nosotros mismos… Son categorías o elementos que cuestionan el sistema cerrado, al quedar al margen de él, señalando sus límites, su fragilidad, su insuficiencia.

En la muestra con la que hemos inaugurado esta área, nos hemos adentrado en el punto de fuga respecto del paisaje, a través de los “Terrenos baldíos” pintados por Isabel Álvarez. Son terrenos residuales que expresan el estado emocional de quien se siente extraño, en un lugar al que no pertenece (como muchos artistas en el actual circuito del arte). También se ocupó del paisaje Rick Hekman, con fotografías en las que dirige nuestra atención hacia esos lugares cotidianos en los que aparentemente no ocurre nada, pero la vida transcurre, resignificando los lugares que diariamente recorremos. También la propuesta de Beatriz Gove, con sus “Rocas de la pedriza”, propone una mirada nueva sobre los materiales que normalmente se usan en la escultura y sobre los artificios que acompañan a la creación. El papel en estado puro, sin aditivos, logra, en las manos de esta artista, que soñemos con otras formas posibles.

El punto de fuga se expresa también en la relación con los otros, con la alteridad, como refleja Alejandra Franch en su propuesta, inspirada en el libro Uno mismo y los otros, de Josep María Esquirol. Se trata de una exposición invertida, en la que es el público el que completa la obra a partir de una fotografía, unos materiales y un lienzo en blanco. Se intenta con ello deconstruir la idea de autoría, tan central en el arte, de forma que ésta sea colectiva. Es un modo de expresar que llegamos a ser quienes somos por la relación con los otros, por los encuentros cotidianos. Antonio Franco cuestiona también la importancia de la autoría a través de la creación de un alter ego que quiere “aparecer en todos los catálogos” y ser un artista reconocido. Mediante el recurso de la ironía y el extrañamiento, cuestiona la lucha por entrar en el mercado, por venderse a las modas, al tiempo que celebra en la intimidad la posibilidad de crear con absoluta libertad.

A todos ellos, a los que han visitado la exposición, a los que nos acompañaron el día en que la presentamos, a quienes nos alimentaron y a los músicos que le pusieron banda sonora, les agradecemos que la hicieran posible. Gracias también al Centro Cultural Paco Rabal y en especial a Esperanza, por su disponibilidad y generosidad a la hora de acoger la exposición. Nos quedamos con el estribillo de la canción que abrió el concierto y sigue resonando en nuestros corazones, como un himno para quienes formamos parte de [D]construye:

https://goo.gl/GdfsSi

 

 

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